El calor veraniego hace que contar con un sistema de refrigeración sea necesario en muchas zonas de la península. Pero no tienes que escogerlo a la ligera: es mejor que planifiques cuidadosamente tanto el aislamiento como la refrigeración de tu hogar. Así conseguirás una temperatura más agradable en épocas de calor. También mejorarás la eficiencia energética de la vivienda. Descubre todo lo que tienes que tener en cuenta para conocer cuál es el mejor sistema de refrigeración para tu hogar; pero, también, qué medidas tomar antes de seleccionarlo.
Revisa el aislamiento de la vivienda y su nivel de eficiencia energética
Antes de elegir un sistema de refrigeración, revisa si tu vivienda está aislada de manera correcta. Para ello, comprueba que tanto las ventanas como la puerta de acceso al hogar están bien aisladas. Si no lo están, el calor se colará en la vivienda. Y el fresco que pueda emitir un sistema de refrigeración se escapará con facilidad.
Otra medida que puedes tomar para conocer el nivel de aislamiento de tu vivienda es sacar su certificado de eficiencia energética. En él se refleja el nivel de aislamiento de los edificios y viviendas a través de una letra, que va de la A a la G. La A se otorga a las casas y hogares con mayor eficiencia energética, y por tanto, con mayor aislamiento térmico. La G, a los edificios más viejos y mal aislados. Entre ambas letras hay varias más, que muestran distintos niveles de eficiencia.
En cualquier caso, una vez tengas el certificado, que recibirás junto con recomendaciones para mejorar el aislamiento, sabrás qué sistema de refrigeración puede convenirte más. Porque si tu hogar es muy eficiente en cuanto a energía y está muy bien aislado, quizá no necesites un sistema de refrigeración tan potente como si no lo está, aunque tu casa esté en una zona de clima cálido. Por eso, es importante que conozcas los distintos tipos de sistemas de refrigeración que hay.
Tipos de sistemas de refrigeración
Los diferentes sistemas de refrigeración para la casa pueden clasificarse de varias maneras. Por ejemplo, fijos y portátiles. Estos últimos son los más sencillos y no necesitan obra para funcionar, porque no tienen una unidad fija en el exterior. Basta con mover el aparato de refrigeración a las proximidades de una ventana y sacar el tubo de extracción de aire caliente que pasa después a frío. Se trata de un sistema no muy potente, porque su alcance es bastante limitado. Por eso, no sirve para climas muy cálidos ni para viviendas con un aislamiento pobre. A cambio, son bastante asequibles. Los ventiladores también son muy sencillos, pero solo sirven para mover el aire; no lo refrigeran.
Un sistema de refrigeración de tipo split ya está entre los sistemas fijos. Por eso requiere una obra para instalarlo. Está compuesto por dos partes. Una exterior, el compresor, que es fija; y una interior, que es la que emite el aire frío y se coloca enganchada en la pared. Están unidas por unos conductos, por lo que hay que abrir la pared exterior para pasarlos por ellos y que queden conectadas. Es bastante más potente y ya es adecuada para climas cálidos y hogares con niveles de aislamiento medio o alto.
Una variante de este tipo es el sistema de refrigeración multisplit. Está compuesto por varios aparatos interiores de emisión de aire frío que se conectan a una unidad exterior que coge aire caliente y se la pasa a ellos. Es un sistema potente, pensado para climas muy cálidos. Eso sí, su instalación es bastante compleja. A cambio, cada una de sus unidades se puede regular y controlar de manera independiente.
Dentro de los sistemas que requieren una obra mayor para su instalación está el de conductos. Se coloca instalando un falso techo, y sus tubos se ubican entre el techo real y el falso. Se usa en viviendas de techos altos, y en climas cálidos. Sus equipos de aire no se ven; solo se aprecian las rejillas por donde sale el aire. Dentro de este tipo están los sistemas de refrigeración utilizando aerotermia, aunque en este caso no son muy adecuados para climas excesivamente cálidos. Este sistema deriva del de bomba de calor.
Si prefieres que tu hogar se refresque desde el suelo hacia el techo, puedes elegir el sistema de refrigeración por suelo radiante. Se trata de un sistema de los conocidos como de climatización por evaporación, que utiliza para refrescar el ambiente agua fría que discurre por un circuito. Esto provoca que del suelo ascienda una sensación de frescor tal, que puede llevar a refrescar el ambiente dos o tres grados. Es un sistema que deriva del de calefacción por suelo radiante, y destaca por su elevado nivel de eficiencia energética, mayor que el de los anteriores.
Por sus características, es perfecto para casas con un buen nivel de aislamiento y zonas no excesivamente cálidas. Eso sí, como en todos los casos, hay que vigilar que tenga siempre una regulación correcta. En el caso de los sistemas de refrigeración de aire anteriores, conviene tener en cuenta que el consumo sube excesivamente por cada grado que se baje la temperatura, por debajo de 23 o 24 grados. Por ello, ajusta el termostato para que no baje de dicha temperatura. Sin embargo, en los sistemas de refrigeración por suelo radiante hay que cuidar la temperatura del agua; si baja de 16 se puede producir condensación.
Estos son los principales sistemas de refrigeración que puedes instalar en tu hogar en función del clima. También del nivel de eficiencia energética de tu vivienda. Y, por supuesto, de si quieres hacer más o menos obras en casa. Si lo tienes todo claro, y quieres disfrutar de un ambiente agradable en casa, ¡elige el sistema de refrigeración que más te convenga!
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