Contar con conocimientos básicos para realizar ciertas tareas de reparación domésticas es bastante importante no sólo para ahorrar dinero. También para poder actuar en caso de que se requiera una intervención urgente. Lo más habitual es contar con ciertos conocimientos de pintura, albañilería o electricidad. Pero la fontanería, no menos importante, suele ser la gran olvidada.
Contar con ciertos conocimientos de fontanería permite, por ejemplo, cambiar o reparar la cisterna del wc cuando empieza a gotear o se rompe. O sustituir un grifo por otro. También poder realizar una intervención rápida en caso de un reventón de cañerías. Puede parecer complicado, pero no lo es tanto. Eso sí, hay que tener en cuenta una serie de precauciones y consejos antes de adentrarse en el mundo de la fontanería.
Cómo iniciarse en la fontanería
Para dar los primeros pasos en el mundo de la fontanería hay que tener en cuenta que todos los trabajos no se pueden realizar. Pero los más sencillos sí. Por ejemplo, intentar eliminar un atasco en las cañerías. También cambiar un desagüe o limpiar el sistema de calefacción. Pero antes, es recomendable, antes de nada, observar cómo lo hace un profesional.
Por otra parte, es importante contar con el equipo y las herramientas adecuadas para la fontanería. Si no se tienen a mano, aunque se cuenten con los conocimientos necesarios, no se podrán realizar los trabajos de reparación o sustitución deseados.
Este equipo, básicamente, estarán compuesto por un producto desatascador, una llave inglesa, una llave de lavabo, unas tenazas normales y otras de tipo grip. Estas son las herramientas básicas para la realización de tareas de fontanería.
También es aconsejable trabajar con la ayuda de una persona que tenga ciertos conocimientos de fontanería. Tanto para evitar fallos de principiante como para que pueda mostrar cómo realizar una determinada reparación.
Cuando se trata de cambiar elementos como grifos, duchas, bombas de cisterna, desagües de lavabo, etc, es importante tenerlos comprados con antelación. También conocer el diámetro exacto que tienen que tener las piezas que se ajustarán a las tuberías. Por tanto, es importante medir adecuadamente antes de ir a comprarlas. Es recomendable hacerlo en un establecimiento especializado. En él, los vendedores sabrán con bastante probabilidad de fontanería, entre otros temas, y podrán ofrecer consejo en caso de duda.
Muchas veces, para realizar tareas de fontanería es necesario sentarse en el suelo, o tumbarse y colocarse en una posición un tanto extraña. Por eso es aconsejable contar con uno o dos cojines que puedan hacer un poco más cómoda la postura de trabajo. De otra manera, la espalda o las piernas pueden sufrir las consecuencias de una mala postura.
Es algo obvio, pero realizar trabajos de fontanería requiere de mucho cuidado y precisión. De esta manera se minimizarán las posibilidades de que algo pueda salir mal. Porque los errores en la fontanería pueden salir caros. No porque haya que repetir el trabajo, sino porque se pueden romper las cañerías, haber escapes de agua, etc. Por eso, otro consejo: ten localizadas y a mano las llaves de paso del agua para actuar con rapidez en caso de que haya que cortar el agua. Y también el teléfono de un profesional que pueda arreglar el problema. Además, ante la duda, corta siempre el paso del agua antes de empezar con la labor.
Pequeños trucos para algunas reparaciones
Algunos atascos en el fregadero o en el lavabo son producto de la caída de alimentos, jabón, grasa y otros elementos. Al caer en el desagüe se pueden acumular y atascar, lo que impide el paso del agua. Por muy bloqueados que estén, en la mayoría de los casos se puede arreglar con un producto desatascador específico. O bien, si no se tiene a mano, con un compuesto de vinagre y bicarbonato. Son dos componentes muy fáciles de encontrar, y en muchas viviendas es habitual tenerlos. Por lo tanto, basta con mezclarlos, echarlos en el fregadero o el lavabo y, pasados unos 10-15 minutos, abrir el grifo del agua caliente. Si el atasco persiste hay que dejar el compuesto actuando toda la noche. Y si no hay manera, avisar a un profesional.
Otro de los problemas más habituales es escuchar ruidos en las tuberías. Esto suele indicar la presencia de aire. Para acabar con él no es necesario en muchos casos realizar una tarea de fontanería, sino conocer un pequeño truco. Para expulsar el aire basta con abrir todos los grifos de la casa al mismo tiempo durante un par de minutos. Las cañerías se llenarán de agua, y el aire se desplazará hacia el exterior del circuito.
En las zonas muy frías en invierno, las tuberías suelen dar bastantes problemas. Pero no precisamente por roturas o por atascos. Sino por congelación. En estos casos, un consejo: es aconsejable tener a mano un secador de pelo de viaje u otra fuente de calor que pueda funcionar sin enchufe, a pilas. Basta con aplicar calor a la tubería en el punto de la congelación o sus alrededores para que el agua congelada comience a deshacerse.
En definitiva, con solo un poco de ayuda, unos cuantos trucos, las herramientas necesarias y ciertas precauciones, es perfectamente posible adentrarse en el mundo de la fontanería sin mayores problemas.
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