El verano es una época estupenda para disfrutar del aire libre y el buen tiempo. Pero siempre que el calor lo permite, porque el verano, en muchas zonas, no se caracteriza precisamente por las temperaturas frescas. En muchos puntos, en las horas centrales del día en julio y agosto es recomendable no pisar la calle, y quedarse a cubierto pegado alguno de entre los sistemas de refrigeración que hay. Si no se cuenta con ninguno, en muchos puntos de España hace bastante calor, por lo que si no lo tienes, es conveniente que te plantees hacerte con uno. Bien sea un sistema de aire acondicionado o uno que se utilice para refrigerar el ambiente a través del suelo.
En el mercado hay diversos sistemas de refrigeración, tanto de los que necesitan instalación y hacer una obra bastante considerable como de los portátiles que no precisan ningún tipo de obra para ponerse a funcionar. A continuación detallamos los principales tipos de sistemas de enfriamiento del ambiente que se pueden utilizar para mejorar el nivel de confort de una vivienda o una oficina.
Sistemas de refrigeración: los más sencillos
De los diferentes sistemas de refrigeración que hay, quizá los más sencillos y menos complicados de utilizar son los aires acondicionados portátiles. Estos no cuentan con una unidad exterior fija, por lo que no es necesario hacer ninguna obra para instalarlos. Cuando sea así basta con desplazarlos hasta las inmediaciones de una ventana y sacar el tubo que emplean para extraer aire caliente para pasarla a frío. Cuando no hay necesidad de utilizarlo se pueden guardar y retirar el tubo de la ventana. Son bastante económicos, pero su alcance es bastante limitado.
También pueden considerarse así los ventiladores, aunque estos, más que refrigerar el aire, lo que hacen es moverlo. Los hay de distintas potencias y formatos: pie, sobremesa, torre, etc. Una variante de estos ventiladores son los que funcionan con agua fría e incluso con hielo. Estos sistemas cuentan con un depósito que se llevan con agua fria o hielo y crean una película de agua fría delante del ventilador, por lo que el aire que emiten sí será más frío que el de un ventilador convencional.
Más potente es el aire acondicionado de tipo split. En este caso ya es necesario hacer una obra para su instalación, puesto que estos sistemas están compuestos de dos partes: la unidad de emisión de aire interior y un aparato situado de forma fija en el exterior. Ambos están conectados, lo que hace que resulte necesario hacer una obra para colocar la unidad exterior. Esta, en realidad, es un aparato compresor y el encargado de tomar el aire caliente para enviarlo al interior y que se enfríe por el camino hasta salir al interior de la vivienda.
Hay dos tipos de sistemas de refrigeración de este tipo. De ellos, el de instalación más sencilla, y también el más común, es el mural, también llamado de pared. En este tipo de aire acondicionado de tipo split, la unidad de emisión de aire en el interior se instala en una pared. Generalmente, se instala a un mínimo de dos metros de altura. De esta forma, el aire que emite no de directamente en la cabeza a quien esté en la estancia en la que se encuentre. Nuevamente, este tipo de aire acondicionado sólo proporciona frío a la estancia en la que está instalada la unidad de refrigeración.
Con más obras: cassette, multisplit o conductos
El segundo de los tipos de sistemas de refrigeración de tipo split cuenta con la unidad encargada de emitir aire fresco instalada en el techo. Generalmente, esta unidad está encastrada en el techo y a este tipo de aire acondicionado se le conoce como de tipo cassette. Por tanto, la obra necesaria para colocarla en su sitio, así como para conectar la unidad emisora de aire con el compresor exterior es mayor. A cambio se cuenta con un sistema más potente, no muy común en viviendas pero sí en oficinas, dada su potencia y posibilidades para refrigerar estancias de gran tamaño, como las oficinas.
Otros de los sistemas más complicados de instalar, derivado del split, es el sistema multisplit. Se trata de un equipo de refrigeración compuesto por varias unidades de emisión de aire frío conectadas a una única unidad exterior de toma de aire caliente. Estas unidades pueden ser tanto murales como de tipo cassette, y pueden instalarse en diversas estancias de una vivienda o una oficina. Eso sí, en la mayoría de casos se puede regular y controlar cada unidad por separado. De esta manera se puede contar con distintos ambientes en función de las preferencias de quienes están utilizando cada estancia.
Los sistemas de refrigeración por conductos son quizá de los tipos de aire acondicionado que necesitan una mayor obra para su instalación. Especialmente pensado para refrigerar espacios de grandes dimensiones, se les conoce en algunos ambientes como aire acondicionado central. Para su instalación se suele instalar un falso techo, y entre este y el techo real se colocan los tubos que llevan el aire frío a las estancias.
Este es uno de los sistemas de refrigeración que más se suelen utilizar en oficinas y empresas. También en viviendas de grandes dimensiones de una sola planta y techos lo bastante altos como para instalar un falso techo sin que la altura de las estancias quedase excesivamente rebajada. Este tipo de sistemas no muestra ningún equipo en el interior de los espacios en los que está instalado. Únicamente deja ver las rejillas por las que sale el aire fresco.
El aire acondicionado por conductos es un sistema de emisión de aire frío centralizado que, al igual que el multisplit, se puede controlar por zonas. Esto se debe a que incorpora diversas opciones de regulación de la temperatura, así como de la potencia del aire, a lo largo del circuito. Tal como sucede con el resto de sistemas mencionados hasta ahora, cuenta con una unidad que se coloca en el exterior. Esta unidad absorbe aire caliente que después pasa a líquido encargado de enfriar el aire. Este procedimiento se lleva a cabo en los denominados fan coils, dispositivos que se ocultan a lo largo de los techos falsos de la instalación.
Sistemas que refrescan el ambiente: el suelo radiante
Además de estos tipos de sistemas de refrigeración, hay otros concebidos para refrescar el ambiente unos cuantos grados. En determinados climas, refrescar las estancias de la casa para que la temperatura baje un par o tres de grados puede ser suficiente. Para ello están especialmente indicados los llamados sistemas de climatización por evaporación. Estos utilizan el enfriamiento del agua que hay en el interior de un circuito. Esta, cuando se evapora, se encarga de enfriar el ambiente, dado que lo humedece. Además, hace que la sensación de confort en las estancias que refresca sea más agradable, puesto que la humedece.
Uno de estos sistemas es el de refrigeración por suelo radiante, que en realidad es un derivado de los sistemas de calefacción por suelo radiante. En realidad, se trata de un sistema con las mismas instalaciones que los que se emplean para este tipo de calefacción, con unas modificaciones muy ligeras. De esta manera, permite contar con lo que se denominan suelos refrescantes. Además, el sistema se podrá utilizar también para ofrecer calefacción en invierno, con lo que el sistema tendrá una utilidad doble. Eso sí, está indicado en climas secos, puesto que en los más húmedos puede generar un nivel de humedad excesivo en el ambiente.
Sin duda es, de los sistemas de refrigeración, el que más obra requiere. Para colocar la instalación de tuberías por las que se desplaza el agua habrá que levantar todo el suelo de la vivienda, local o empresa en el que se coloque. Por lo tanto es mejor hacerlo o bien en una reforma integral o al construir el espacio en cuestión. En este tipo de sistemas, eso sí, hay que tener cuidado de que la temperatura del suelo no baje de 16 grados. De otra manera, la sensación de frío será excesiva. Esta temperatura no debe sobrepasarse ni en los espacios que queden sobre los conductos ni en la zona que los rodea.
Aparte de esto es necesario que el sistema cuente con una sonda encargada de medir la humedad. Así seguro que la que la temperatura del suelo es la adecuada para evitar los efectos de la condensación de la humedad. Es decir, que no debe sobrepasar la temperatura de rocío. Además, está desaconsejado si la temperatura de rocío de las estancias en las que se va a utilizar es elevada. Esto sucede por diversos motivos, desde las propias características del local hasta el clima: si se quiere utilizar para refrescar en zonas en las que hay temperaturas altas y humedad elevada, es más recomendable optar por otro sistema para refrescar el ambiente.
Control del sistema por WiFi e Internet
Los sistemas de refrigeración por suelo radiante, además de evolucionar para permitir el enfriado del suelo para que la temperatura ambiente sea más agradable, también han mejorado para que se puedan controlar a distancia, como sucede con la calefacción. Todo gracias a los termostatos modernos, cuyos modelos más avanzados cuentan con conectividad WiFi. Gracias a esto, se pueden controlar desde, por ejemplo, un ordenador conectado a Internet o desde un smartphone mediante una aplicación específica.
Con ellas se puede regular no solo su encendido y apagado. También se puede programar en muchos casos la hora a la que queremos que se encienda o se apague, e incluso hacerlo a distancia. Aparte de esto, se puede regular su temperatura e incluso conocer su consumo. Eso sí, es recomendable instalar termostatos WiFi que cuenten con una sonda encargada de medir la temperatura en la instalación, conocida como sonda de suelo, para optimizar su funcionamiento.
Incluso si hay varios termostatos controlando la instalación, la aplicación de muchos termostatos permite controlarlos de manera independiente. Incluso vigilar la temperatura de cada estancia de forma independiente. En definitiva, de ajustar la instalación de refrigeración de suelo radiante para que la temperatura sea lo más agradable posible en todos los espacios en los que esté instalada.
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