Si como usuario, al abrir o cerrar el grifo, escuchas un golpe seco, un traqueteo o una vibración dentro de la pared, estás sufriendo el golpe de ariete en tuberías.
Y, aunque la mayoría de las veces se siente como una pequeña molestia, a la larga puede llegar a comprometer la integridad de la instalación, reducir la vida útil de las válvulas y otros componentes si no se corrige a tiempo.
¿Qué es el golpe de ariete en tuberías?
La masa de agua que circula por las tuberías tiene inercia y, si hay un cierre repentino, la energía se convierte en una onda de choque que viaja por la instalación.
Esa onda se valora como un golpe seco, un ruido metálico o una vibración en la pared. Además, se puede repetir varias veces hasta que se estabilice la presión interior del sistema. Esta fuerza de onda choca directamente en uniones, codos, válvulas y soportes, acelerando el desgaste y aumentando la probabilidad de fugas y averías.
¿Por qué se produce el golpe de ariete?
Existen múltiples causas detrás del golpe de ariete, y a menudo se combinan entre sí. Las principales son:
- Cierres bruscos de agua. Los grifos monomandos, llaves de paso rápidas y electroválvulas de lavadoras o lavavajillas son responsables habituales. Su cierre instantáneo corta el flujo sin una desaceleración progresiva.
- Presión interna muy alta. Si la presión supera los valores recomendados, el impacto del agua al detenerse es mayor. Muchas viviendas o locales no cuentan con reguladores de presión, lo que multiplica el efecto del golpe de ariete.
- Soportes mal fijados o sueltos. Una tubería que no está bien anclada al muro amplifica los ruidos y transmite vibraciones por toda la estructura.
- Válvulas mal instaladas. Una posición incorrecta obliga a la válvula a cerrar bruscamente o a trabajar forzada, lo que genera turbulencias.
- Aire en la instalación. El aire comprimido actúa como un muelle interno que se expande y contrae, generando ruidos y oscilaciones de presión al abrir o cerrar el agua.
- Tuberías antiguas o con pequeño diámetro. Las instalaciones antiguas o demasiado estrechas no amortiguan adecuadamente la presión, haciendo más visibles los ruidos y vibraciones.
Riesgos de ignorar el golpe de ariete en tuberías
El golpe de ariete es una señal de que la instalación está trabajando bajo un estrés hidráulico constante. Con el tiempo, esta fuerza acumulada se traduce en averías, fugas y fallos que pueden salir caros. Estos son los riesgos más habituales y graves.
- Daños en válvulas, llaves de paso y mecanismos internos. Las válvulas (clapeta, esfera y antirretorno) están diseñadas para abrir y cerrar el flujo de forma controlada y no para soportar constantes golpes y vibraciones. Esto les genera deformaciones o perdida de estanqueidad.
- Aflojamiento y rotura de uniones. Las uniones roscadas y accesorios son sensibles a picos de presión que, con el tiempo, provocan deformaciones y desajustes. El resultado es goteos, humedad en paredes y fugas que pueden derivar en inundaciones.
- Fisuras o roturas en tuberías antiguas. Las instalaciones antiguas son vulnerables a golpes de ariete y estos pueden provocar microfisuras, rotura de codos o grietas.
- Fallos en bombas, calderas y equipos de presión. Los sistemas de calefacción y ACS trabajan bajo presiones controladas. Si una instalación recibe golpes de presión, puede sufrir desajustes en sensores, fallos en la bomba de circulación y bloqueos de presión.
- Repercusión en contadores de agua. La vibración continua puede afectar a sus mecanismos internos, producir errores de lectura o fugas en las uniones comunitarias.
- Aumento del consumo y pérdida de eficiencia. Si hay una sobrepresión continuada, la instalación pierde estabilidad, las válvulas sufren mucha presión y los equipos intentan compensar, lo que se traduce en un mayor consumo energético.
- Riesgo de rotura grave. El riesgo extremo ocurre cuando una tubería o accesorio cede por completo. Una rotura súbita puede provocar una inundación que dañe el mobiliario, suelos, paredes e instalaciones eléctricas.
- Incremento del ruido y confort. Más allá del riesgo técnico, los ruidos se vuelven constantes, molestos y cada vez más intensos, afectando tanto a viviendas como a negocios.
Soluciones para eliminar el ruido al abrir o cerrar el agua
Una instalación silenciosa y estable depende de una combinación adecuada de presión, buen diseño, válvulas de calidad y amortiguación del flujo.
- Instalar amortiguadores. Estos dispositivos absorben la onda de choque que produce el cierre brusco de agua y estabilizan la presión al momento. Se colocan cerca de puntos críticos como lavadoras, lavavajillas, calentadores o llaves de paso.
- Regular la presión con un reductor. Una presión alta multiplica la aparición de golpe de ariete. Un reductor de presión mantiene la instalación dentro de unos valores seguros.
- Sustituir las válvulas antiguas. Las válvulas desgastadas cierran de forma brusca, generando turbulencias y choques de presión. Sustituirlas por modelos modernos, más estables y uniformes es una solución más efectiva.
- Mejora el anclaje y la fijación de tuberías. Una tubería mal sujeta actúa como caja de resonancia amplificando cada golpe. Es conveniente anclar los tubos para reducir el ruido y eliminar las vibraciones.
- Corregir la orientación en válvulas. Gran parte de los golpes de ariete proceden de las válvulas colocadas en una posición incorrecta.
- Instalar válvulas de cierre progresivo. Estos diseños permiten un cierre más suave y controlado, sobre todo en instalaciones con flujos altos de agua o donde se abre y cierra de forma frecuente las válvulas.
- Eliminar el aire atrapado en el sistema. En calefacción, ACS y circuitos presurizados, el aire provocará ruidos, oscilaciones de presión y golpes repetidos. Se recomienda purgar los radiadores, revisar la bomba de circulación y las válvulas de seguridad.
- Revisión y diagnóstico profesional. Un profesional puede ayudar a evaluar la presión, el caudal, la ubicación del problema y el estado de la instalación para cómo y dónde actuar.
Conclusión
El golpe de ariete en tuberías es uno de los problemas más comunes en fontanería. Aunque empieza como un ruido molesto, puede terminar provocando fugas, roturas y averías. La clave está en identificar su origen, revisar la instalación y aplicar soluciones profesionales.
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