Se acerca el invierno y el frío se va haciendo sentir en la calle, en las casas y en las empresas. Llega el momento de encender la calefacción, que muchos temen por si aparece alguna avería y la calefacción no funciona. Pero si se realiza un mantenimiento de la calefacción, y la llevas a cabo de manera regular, no hay nada que temer. Solo controlar un poco que en los primeros momentos funcione todo correctamente.
También que los radiadores o el sistema caliente de manera uniforme y comprobar que la presión de la caldera no baja o sube en exceso. Si acostumbras a hacer un buen mantenimiento de la calefacción, no tendrás ningún problema. Ese es uno de los motivos por los que es importante hacerlo. Para saber más razones para hacerlo, y las principales claves para su mantenimiento, sigue leyendo.
¿Por qué es necesario hacer un buen mantenimiento de la calefacción?
Como hemos visto, si llevas a cabo un mantenimiento de la calefacción adecuado, y de manera regular, la calefacción funcionará sin fallos durante más tiempo. Cuando necesites calentar la vivienda únicamente tendrás que preocuparte por seleccionar la temperatura a la que deseas que salte el termostato y se apague el sistema. No de si este funcionará bien o de si hay radiadores o zonas del sistema que no calientan lo suficiente.
Aparte de esto, además de conseguir que la calefacción funcione mejor, también conseguirás alargar su vida útil. Al funcionar bien en la mayoría de ocasiones, los distintos componentes del sistema de calefacción no funcionarán de manera forzada porque no tendrán problemas. Así no se recargarán ni sobrecalentarán. Tampoco sufrirán desperfectos si un componente con el que tienen que trabajar no funciona bien. Eso sí, para lograr que el sistema funcione bien durante más tiempo, también es necesario utilizarlo de forma adecuada. Por este motivo, una parte del mantenimiento consiste en emplearlo sin forzarlo. Por eso en muchos casos es necesario leer las instrucciones de la caldera o del termostato. Sobre todo si se trata de un termostato digital, ya que son más complejos. Mediante este paso conocerás todos sus secretos y podrás optimizar el sistema.
Pero además de mejorar su funcionamiento y de alargar su vida útil, realizar un buen mantenimiento de la calefacción, y hacerlo periódicamente tiene otras ventajas. La principal es el ahorro económico. Al funcionar bien, el sistema de calefacción gastará menos combustible. Por tanto, ahorrarás en tu factura de calefacción. Tanto en la de gas en caso de que sea el combustible que tienes para calentar la vivienda, como en el de electricidad. Esto se debe a que la caldera estará menos tiempo encendida.
Por otro lado, el consumo menor de combustible para la calefacción beneficiará al medio ambiente, porque habrá menos emisiones. Por tanto, los beneficios de mantener la calefacción de manera adecuada no solo son económicos ni personales. También incluyen ventajas para la sociedad.
Claves para el mantenimiento de tu calefacción
Para realizar un mantenimiento de la calefacción adecuado hay una serie de pautas que tienes que seguir. Al seguirlas conseguirás que el sistema funcione como un reloj. Como verás, además, no se trata de operaciones muy complicadas. Únicamente requieren un poco de pericia y regularidad. Como mínimo es aconsejable que las hagas una vez al año, pero en algunos casos, como al encender por primera vez la calefacción en el invierno, puede que tengas que ejecutar alguna de ellas para ajustar el sistema un poco. A continuación tienes las cinco claves para el mantenimiento de tu calefacción.
1 – Revisar y ajustar la presión del circuito
La revisión de la presión del circuito es quizá la tarea que tendrás que efectuar con más frecuencia. La presión en el circuito de la calefacción no es siempre la misma. Puede cambiar por diversas circunstancias, y ser menor o mayor a la que debe tener para estar en niveles óptimos. En general, lo mejor es que esté entre 1,2 y 1,5 bares. Si está por debajo, el sistema no funcionará adecuadamente y se notará falta de calor. Si está por encima, un exceso de presión puede ocasionar una avería del sistema, o hacer que la caldera expulse agua de manera automática cuando llegue a cierto nivel gracias al mecanismo de protección que incorporan ya la mayoría. Eso sí, esto no sucede cuando la presión supera un poco los 1,5 bares, sino cuando está mucho más alta. Generalmente, por encima de 2,5 o 2,75 bares.
Para evitar sustos o que la calefacción funcione de manera deficiente, hay que procurar que la presión esté siempre entre los valores que hemos mencionado. Por eso hay que revisarla cada cierto tiempo. Al menos es necesario que lo hagas antes y después de encender la calefacción por primera vez cada año. Es posible que durante el verano la presión haya bajado ligeramente, por lo que tendrás que subirla para que funcione bien. Verifica de nuevo la presión tras encenderla, por si ha bajado de nuevo, para volver a calibrarla.
En ocasiones, al encender la calefacción al inicio de la temporada de frío puede que no haya bastante presión para el agua caliente y la calefacción. Por eso es la mejor época para vigilarla. Pero también es aconsejable que lo hagas cada varias semanas, para ver si hay fugas o algún problema que haga subir la presión. O que baje, como una fuga de agua.
2 – Verifica el estado de las conexiones del sistema
Esta tarea tienes que llevarla a cabo justo cuando vayas a encender la calefacción por primera vez. Dado que llevará unos meses sin funcionar, puede que alguna conexión se haya desajustado, que alguna junta de entrada o salida de agua de los radiadores gotee. Esas, entre otras averías que pueden surgir al arrancar el sistema después de seis o siete meses sin poner la calefacción. Por eso, antes de encenderla, comprueba que las tomas de entrada y salida de agua y gas está bien. También que las válvulas de los radiadores están bien cerradas. Si aparentemente todo está en orden, enciende la calefacción y comprueba de nuevo pasado un rato que no hay problemas y que ninguna válvula o junta gotea ni expulsa aire.
3 – Revisa y purga los radiadores
Cuando un radiador no está caliente de manera uniforme, y tiene algunas zonas más frías que otras, lo más probable es que tenga aire en su interior. Esto también se manifiesta por los ruidos que suelen escucharse en el sistema cuando está la calefacción puesta. Si tiene aire se oirán una especie de silbidos o siseos. Para acabar con el problema necesitas sacar el aire del circuito. De otra manera, la calefacción funcionará de manera irregular y poco eficiente.
Pero ¿cómo puedes sacar el aire del sistema? Muy sencillo: purgando los radiadores. Todos cuentan con un elemento en su extremo sin conectores, generalmente en su parte superior, que sirve para hacer la purga. Recibe el nombre de purgador y cuenta con una muesca en la que insertar, por ejemplo, el canto de una moneda para hacerlo girar. Esto abrirá el radiador un poco, lo suficiente para que suelte el aire que tiene dentro. Mientras esté soltando aire, el radiador no echará agua, o solo echará un poco.
Por eso ten cuidado y coloca un vaso o recipiente bajo el purgador para recogerla. Cuando salga todo el aire empezará a salir también agua. Es el momento de cerrar el purgador. Repite la operación en cada radiador hasta dejar el sistema sin aire. Entonces comprueba la presión del sistema en la caldera, porque puede que haya bajado. Ajústala y pon de nuevo la calefacción. Verás como a partir de entonces todos los radiadores calientan de forma uniforme y el sistema deja de hacer ruidos. En caso de contar con un sistema de calefacción de suelo radiante, también tendrá purgadores, automáticos o manuales, que te ayudarán a eliminar el aire del sistema.
4 – Evita abusar del exceso de temperatura en calefacción
Al seleccionar la temperatura a la que debe apagarse la calefacción ten en cuenta que no conviene optar por una demasiado elevada. No solo porque el calor y la sequedad en el interior de la vivienda serán excesivos. También porque aumentará el consumo, se forzará más el sistema y se consumirá más. En general, cuando se selecciona una temperatura por encima de los 21 grados centígrados, sube el consumo alrededor de un 7 por ciento por cada grado de más. Con esto tendrás la calefacción funcionando más de manera innecesaria, y también aumentarás la factura.
Por eso es importante, como parte del mantenimiento, tener controlada la temperatura que fijas en el termostato, a la que debe apagarse la calefacción. Además, en caso de mantener estancias vacías, conviene cerrar sus radiadores para reducir aún más el consumo.
5 – Contratar un servicio técnico que revise el sistema periódicamente
Además de las operaciones que hemos mencionado hasta ahora, el mantenimiento de la calefacción también requiere que un técnico especializado verifique anualmente el estado del sistema. En la actualidad hay numerosos servicios técnicos que ofrecen el servicio por un coste anual. En él suele incluirse desde la revisión y limpieza de la caldera hasta, en muchos casos, la comprobación de las juntas del sistema y del estado de los radiadores. Si hay algún problema, o los técnicos creen que puede haberlo a corto plazo, podrán repararlo para evitar problemas mayores.
Además, en muchos casos, el coste de la mano de obra, o incluso la reparación completa, irá incluida en el servicio contratado. Eso sí, en muchos casos esto no incluye las piezas, así que chequea cuidadosamente el contrato de mantenimiento al que llegues con la empresa o el técnico para saber exactamente qué cubre y qué no en caso de avería.
Estas son las cinco claves para que consigas un buen mantenimiento de la calefacción. Si quieres que tu sistema funcione mejor, dure más y encima ahorrar en consumo y en la factura de gas y luz, no lo dudes ¡síguelas a rajatabla de manera periódica!
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