Criterios y valores ESG (Environmental, Social and Governance) como parte de la estrategia en la gestión de negocios. La mirada de los inversores se está fijando en las compañías que tienen una estrategia de negocio con criterios ESG. No es una moda, es una realidad que muestra un cambio en la conducta de los inversores.
Las siglas en inglés hacen referencia a los tres pilares que sirven para evaluar el impacto de una compañía en la sociedad, así como su sostenibilidad, a través de su compromiso social, ambiental y de buen gobierno, sin descuidar nunca los aspectos financieros.
- Compromiso ambiental (E); Actividades empresariales que tienen un impacto positivo en el medio ambiente. Pueden ser actuaciones para reducir la contaminación, generación de residuos o la emisión de gases de efecto invernadero.
- Compromiso social (S); Acciones relacionadas con condiciones laborales y de respeto a los Derechos Humanos. Este apartado destaca por la protección y la promoción de una empresa diversa y que genere inclusión, así como un espacio saludable para los empleados y la comunidad en general.
- Compromiso de buen gobierno (G); Este apartado alude al gobierno corporativo de la empresa, por ejemplo, a la composición y diversidad de su Consejo de Administración, las políticas de transparencia en su información pública o sus códigos de conducta. Engloba desde planes de transparencia y lucha contra las prácticas antiéticas, hasta las estrategias fiscales.
El origen de este acrónimo se remonta a los inicios de la década de los 2000 y ha sido el resultado de la evolución de lo que se conocía como Inversión Socialmente Responsable (ISR). Pero va más allá de lo que conocíamos como ISR, permite ver el alcance del impacto que trasciende al negocio.
Acertar en la identificación, gestión y medición de los criterios ESG dentro de una empresa tiene ya repercusiones directas en su capacidad para recibir inversión, en su reputación y, por extensión, en la sostenibilidad del negocio.
Los criterios ESG tienen fronteras difusas. Lo más acertado es delimitar la capacidad de acción de la compañía en estos aspectos, de modo que los resultados intangibles sean fáciles de identificar por los inversores. Para lograr este objetivo es crucial el asesoramiento en un índice de ESG, que permita bucear de manera más directa sobre la información de interés en materia ambiental, social y de buen gobierno de las empresas.
Ahora bien, un índice organizado y claro en materia de ESG, permitirá, en primer lugar, que los directivos y ejecutivos tomen decisiones más acertadas dentro de la compañía y, en segundo lugar, que los inversores reconozcan y premien los esfuerzos de las empresas con capital que se mantenga en el tiempo.
Las líneas estratégicas se construyen en base a cuatro ejes: buen gobierno, medioambiente, personas y sociedad, que contienen a su vez objetivos concretos:
- Buen gobierno; Integrar la sostenibilidad en la estrategia de negocio. Favorece la credibilidad, estabilidad y contribuye a impulsar el crecimiento de la empresa.
- Medioambiente; Aportar soluciones para conseguir edificios más sostenibles y luchar contra el cambio climático.
- Personas; Gestionar el talento humano y cuidar el bienestar profesional y personal de los empleados, y garantizar la no discriminación en la gestión de las personas.
- Sociedad; Contribuir a la creación de una comunidad más sostenible. Fomentando y promocionando el desarrollo sostenible.
Para integrar correctamente esta estrategia en la empresa, es imprescindible comunicar debidamente la cultura de sostenibilidad a los empleados de esta.
El sector de la construcción directa o indirectamente provoca el 38% de las emisiones de CO2. Por esta razón, hay que buscar soluciones y estrategias para conseguir la descarbonización del planeta y apostar por la eficiencia energética en los procesos que afectan en la construcción de viviendas.
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